jueves, 21 de enero de 2021

ciudad

Pareciera que la ciudad va a el mísmo ritmo que le latido de mi corazón.
Late a 140bpm al compás de un techno trancado, oscuro, que me hace pensar con poca claridad pero mucha automatización.

Entonces, recuerdo.

Recuerdo los rulos cobre de helena, brillando, espectacularmente formados en alfa helice, en el sol de una mañana que habíamos esperado, casi un año.

La mirada de Rosalía, la sacerdotisa que, desde una esquina, dejaba posando semillas de preguntas en mi cabeza como quien planta un jardín lleno de flores, llenos de hojas que dan sombra a un cuerpo cansado del sol.

Y mi corazón late más lento.
Miro el mar, en mi mente, y recuerdo..
Las olas, dibujadas en ondas, captadas por mis ojos y grabándose en mi memoria..comunicándose conmigo. El mar. Su sonido. 
Y cuando lo escucho,
me doy cuenta 
De que me habla.

un pájaro sobrevuela mi cabeza y me despierto de un largo sueño de miedos y ansiedades.
Entonces: regreso.

- ahora, de regreso en dónde no hay tiempo para disfrutar, estoy esperando la hora para loguearme. Soy, una máquina más, cuyo único objetivo, es producir 8 horas de exprimida mental.
Me quedan los recuerdos, de la risa de Ani, de los rulos de helena, de la paz de Rosalía, que me traen de vuelta ese sentimiento que se me olvida con tanta frecuencia.
Puedo disfrutar de la vida si escucho el viento, y voy a un tempo más lento.